miércoles, julio 19, 2006

HorRiver Plate.


Podría usar la derrota vergonzosa de esta noche para hacer una reflexión donde me la agarrara con el país entero y quedar así como un resentido que ahora vive en el exterior y se queja de todo de puro amargo. Empezar el post, por ejemplo, con una frase bien cagadora tipo "Había una vez..." para hacerme el ingenioso y poder decir que alguna vez River Plate fue un club que se enorgullecía de la calidad del fútbol que jugaba ganara o perdiera, del talento de los jugadores que salían de sus divisiones inferiores y que luego conquistaban grandes títulos con la camiseta que vestían con orgullo y formaban la base de la selección nacional. En este punto podría decir que el River de hoy ya ni la camiseta blanca con la banda roja es capaz de vestir para pasar vergüenza frente a un equipo paraguayo, que ni uno solo de sus jugadores fue convocado para el último mundial y que se parece a la Argentina que nos quedó, producto de la corrupción e inescrupulosidad de sus dirigentes, que vendieron y se robaron todo lo que pudieron, sin pensar en que un día como hoy no nos iba a quedar nada. Para terminar de desgarrarme las vestiduras podría decir a continuación que este River casi casi que se parece al Boca de los años '90, incapaz de ganar nada que no fuera el Super Clásico a las patadas y con más suerte que fútbol. Y digo que se parece casi casi porque este equipo ni siquiera es capaz de ganar los partidos contra Boca, porque a los empujones los pierde. Hoy nos bailó un equipo duro y bien organizado pero que no es ninguna maravilla de la naturaleza. Nos metimos en el orto la mística de los años terminados en seis (River finalista de la Libertadores en el '66 y '76, y Campeón de la Libertadores en el '86 y '96) y aprendimos que el paraguayo Sarabia, capitán de Libertad y ex eterno suplente de River en los últimos años, parece que es mejor defensor que todos los que se comieron las tres pepas de hoy. Porque que Gallardo cuando no puede, se pone violento o mariquita, como cuando lo arañó al arquero de Boca, ya lo sabíamos.

Podría ponerme a decir todas estas cosas, pero después de haberlas pensado lo único que me pasa es que me da una pena tremenda y se me van las ganas de enojarme. En el fondo lo que me llena de tristeza es haber visto el partido, malo y deslucido, sin ningún amigo y sin mi papá, en la sala mal calefaccionada de mi casa de Sao Paulo. Al apagar la tele, me hizo pensar en que ver a River ya no es lo mismo para mi, que no tiene gracia porque juegan feo. Y cuando me voy a preparar algo de comer me siento espantosamente solo, y pienso en lo sola que se habrá sentido mi hermana viviendo en Los Angeles desde los dieciocho años. Y en mi mamá, sola en su casa de Rosario. ¿Qué hacemos todos tan solos? ¿Qué buscamos? Me dan ganas de comprar un campo y llevarme a todos a vivir conmigo. A todos, menos a los perros del equipo de River Plate.

2 comentarios:

TVgirl dijo...

como los niños que insultan a los que más quieren, te digo: sos un boludo por hacerme llorar en la oficina! (pero te quiero mucho igual) y te digo que yo tambien lo pienso todos los dias y todavia no he encontrado respuesta. Si la encontrás, avisame...

Bola Ocho dijo...

Perdón, Aunque sabpia que iba a suceder, no pude evitarlo. Mientras tanto sigo buscando el campo.