martes, julio 18, 2006

Abriendo puertas.

Pedro es un tipo muy loco y muy canchero. Con una cerveza eternamente en la mano, tiene el talento de de ser insufrible y que todos se lo aguanten porque toman sus caprichos por destellos de su genialidad. Es de esos que en las fiestas ponen música (muy bien) pero que la suben cuando la mayoría quiere conversar y que la cambia cuando hay muchos que están bailando. Pero a él se lo perdonan todo, como se le perdona a un adolescente porque se sabe que aún le falta crecer.

La verdad es que Pedro parece más loco de lo que realmente es. Últimamente andaba tratando de que su mujer, rubia y careta como él pero más notorio para cualquiera, tuviese un encuentro con una chica de esas que muestran su lado más negro y que están dispuestas a todo. A esta chica sólo le gustan las chicas -aunque ella diga que también le gustan los hombres- y le había echado el ojo a la mujer de Pedro. Y él creía que podía aprovecharse de la situación y pasar un excelente momento con las dos. Así que desde entonces alienta a su mujer y se esmera en convencerla de que se asome al abismo. Probablemente lo logre.

- Pobre - me dijo mi amigo, el que estuvo casado con dos mujeres-. Cree que cuando uno abre una puerta de esas, sólo la abre en la dirección que uno quiere. Cuando uno abre una puerta de esas, es mejor estar preparado para todo lo que viene después.

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