viernes, agosto 25, 2006

Ciclon ama anticiclon

Una de las cosas que no me puedo olvidar de mis clases de geografía en el colegio secundario, es que al estudiar factores climáticos fuese una regla que cuando la presión era baja, la temperatura era alta. Y lo contrario: dada una alta presión, baja es la temperatura.

Un día me dijo que con ella la presión “no funcionaba”. Y como casi siempre me pasa con las mujeres, me distraje y se lo creí. Creo que me confundí con los factores climáticos y supuse que teníamos alta temperatura. Tomé distancia de más y ahora resulta que la perdí. Volvió con el que había tomado distancia de ella antes que yo. Si, si... uno que estaba lejos mientras yo metía pata en el acelerador y la tenía contra las cuerdas. Pero a diferencia de Sugar Ray Leonard frente a Lalonde, no supe aprovechar mi mejor secuencia de golpes para ganar por K.O. Y el otro tenía resto para recuperarse cuando el que se puso a papar moscas fue moi. En el fondo creo que perdí por puntos. O todavía no me levanté de la lona y por eso, a veces, sigo soñando con el título del mundo.

Moraleja: algún gaucho diría que es "el que a hierro mata, a hierro muere." Pero yo prefiero quedarme con que el buen funcionamiento del subibaja depende siempre del peso que le pongas de los dos lados. Lo saben hasta los chicos que van a la escuela. Y que todavía no estudian geografía.

Garota de Ibirapuera

A la piba me la había encontrado un par de veces de casualidad (en una disco y en un cine) y me parecía preciosa. Nunca tuvimos oportunidad de hablar, porque ella siempre estaba acompañada. Cuando le dije a Heitor que algún día esperaba encontrarla sola y poder hablarle, mi amigo sacudió la cabeza con expresión pesimista.
- No va a suceder –me dijo-. Ya conozco el caso. Hay una chica que hace tiempo que veo en restaurants, en discos, en bares y que me parece un sueño. No conozco a nadie que la conozca, siempre está acompañada, nunca jamás he podido ni siquiera cruzar una mirada con ella. Al principio confiaba en que tarde o temprano nos conoceríamos. Pero ya me resigné a que sea así, un espejismo imposible.
- Como en la canción “Coraçao Vagabundo”…
- Como en “Coraçao vagabundo”… “a lembrança de um vulto feliz de mulher, que passou por meu sonho sem dizer adeus…”
- “… e fez dos olhos meus um chorar mais sem fim”. ¡Que desgracia!
- Si –concluyó él.
Ayer fuimos a una fiesta. Estábamos atentos como dos animales en celo. De repente Heitor me miró y me dijo:
- Estoy en el punto en el que estoy dispuesto a cagarla.
- ¿Qué querés decir?
- Qué estoy dispuesto a enamorarme de cualquiera.
- Mierda.
Cinco minutos más tarde de esta invocación entró ella, el espejismo imposible de él, acompañado de un grupo que Heitor conocía. Resultó que era la hermana de una con la que había tenido una aventura pasajera dos meses atrás. El, excitadísimo, le contó la historia, la hermana liberó el área, y quince minutos más tarde estaban a los besos en la pista. Moraleja: todo puede suceder. Y más rápido de lo esperado porque esto encima es Brasil, aunque no se vea la playa ni haya carnaval de rua. En unos meses sabremos si finalmente la caga o no. O si aparece mi propio espejismo y me sumo a la debacle.

El tema del día.

“Cuando el mundo tira para abajo, es mejor no estar atado a nada”. Lo cantaba Charly cuando veía que todo lo que lo rodeaba empezaba a desaparecer. Tendría miedo de quedarse solo como me pasa últimamente a mi. Y después, no sé por qué, se la agarraba con el sexo de los dinosaurios.

miércoles, agosto 23, 2006

Sexo de investigacion

Creo que cada mujer es un mundo en si misma y un enigma. Todas son particulares y tienen un misterio fascinante que invita a ser descubierto. El problema es que la clave para descifrarlo siempre parece que está en la cama.

Madurez

¿Qué es la madurez? Se dice que los jóvenes, que suelen estar confundidos con sus deseos, son inmaduros. Madurez, supongo entonces, es alcanzar un punto de plenitud, de sabiduría. Aunque se toma como una meta, una llegada a un estado de inalterable equilibrio después de un largo camino signado por la inestabilidad y el cambio, tal vez no deba pensarse en la madurez como un final inmutable. Una pera blanda y negra también está madura. ¿No será la madurez el comienzo de la putrefacción?

Euskadi lesbos

La inglesa que parecia un camionero se resistía a marcharse de Donostia.
- Aqui me quiero quedar a vivir -decía en español con acento cargado.
Y su amiga le decía:
- ¡Pero no te confundas, eh! Mirá que estas vascas no son todas tortas.
- ¡Ay! Pero lo parecen.

miércoles, agosto 09, 2006

El mundo como representacion.

Mientras salimos me da un bolso y me pide.
- Sostenemelo un segundo que cierro la puerta.
- Como pesa, eh.
- Y… un millón de dólares pesa –contestó enigmáticamente.
- Si. Al final es nada más que un montón de papeles.
- Puede ser… ¡pero tienen un simbolismo!

lunes, agosto 07, 2006

La flor verdadera.

Cierta vez, el Gran Rey Salomón visitó a Valquis, la famosa Reina de Saba, sabiendo que intercambiarian cuentos y enigmas, como solían hacerlo.
Ella lo condujo a una habitación repleta de rosas. El perfume, el color y la vibración de las flores llenaban el aire de encanto.
- He aquí mi enigma – dijo la Reina-. Apenas una de estas flores es verdadera, las demás fueron hechas por mis mejores artesanos. Descubre cual de ellas lo es.
Salomón recurrió a lo más delicado de su sensibilidad y atención pero no pudo distinguirla. Observó a su alrededor; vio una ventana, la abrió de par en par y esperó.
Un momento más tarde entró una abeja que voló sin titubear hacia la única flor de verdad que había en el cuarto.
- He aquí la verdadera –dijo el Rey resolviendo el enigma.
Si es extraordinario ser sabio como Salomón, aún más lo es ser como la abeja. Sin embargo, dicen los que cuentan esta historia, que lo más extraordinario es ser la rosa verdadera.

domingo, agosto 06, 2006

¡Que cosa tan fascinante la muerte! Fijate que simple ella: nos lleva a todos al mismo silencio.

(Miguel Abuelo)

sábado, agosto 05, 2006

Advertencia

Máximo Gorki le recomendó a un colega.
- Aprenda de Chéjov la concentración de ideas y la economía de expresión, pero que Dios lo guarde de imitar su lenguaje. Es inimitable, y si usted lo copia, sufrirá las consecuencias: es como una belleza que se muestra fría y no se entrega a nadie.

El hombre de mi vida.

La mujer tenía alrededor de cuarenta años pero se esforzaba en mostrarse más juvenil frente a la chica de los ojos tristes, que todavía no pasaba de los treinta y parecía gastada por la vida.
- Yo a veces pienso -le decía- que si encontrara al hombre de mi vida, a ese que es tu mitad, el que te completa, dejaría de preocuparme tanto por las cosas que hago. Que por él sería capaz de dejarlo todo.
- Que extraño –le contestó la chica de los ojos tristes-. Si yo encontrara al hombre de mi vida, tengo la sensación de que podría hacerlo todo.

viernes, agosto 04, 2006

El fin de la aventura.

Cada vez tengo más canas en el pelo. En el lenguaje popular eso quiere decir que uno es más sabio, más zorro, más diablo. Ella me dijo una vez que si tenía "la suerte" de que el pelo se me pusiera entrecano pronto, iba a ser "irresistible", pero mucho no le creí. Una de las cosas más duras de crecer (por evitar pronunciar la palabra "envejecer" antes de los cuarenta y sentar un precedente) es que ya no te crees todo lo que te dicen con una sonrisa. Y como el toro en el último tercio, a pesar de la sangre en la garganta y de las frustraciones del orgullo, hacés un esfuerzo para descubrir como conseguir una victoria que se revela cada vez más difícil. Ahora resulta que el pelo se me pone cada vez más gris y ella está cada vez más lejos. Al final yo, igual que Cassandra, que aceptó con estoicismo el repudio de los troyanos por haber predicho la tragedia, hoy veo el futuro y sus tristes desencantos de amor sin sobresaltos, como una película trasmitida y retrasmitida por televisión. Para colmo con doblaje en español y demasiadas pausas comerciales.

jueves, agosto 03, 2006

Nocturno.

Alguien me dijo
que es siempre de noche
en la luna.

Océano.

El amor viene y va
como la marea.
Cuando se lo quiere retener,
se escapa como espuma entre los dedos.
Cuando parece que se ha ido
para siempre,
vuelve como una ola
y rompe sobre mi.

martes, agosto 01, 2006

Verde que te quiero verde.

Me gustan los vegetarianos pero no termino de entenderlos. ¿Por qué no comen carne? A los que no la comen porque les cae mal o no les gusta, si. Es igual que en mi caso que no como mondongo porque no lo puedo ni ver y que evito la fritanga porque me destruye el estómago. Pero los vegetarianos, digamos, ‘ideológicos’ me desconciertan. Me refiero a esos que no comen carne porque les parece una barbaridad que se maten animales sólo para comer. Y te hablan de la crueldad de los métodos de matanza para tratar de cagarte el asado del próximo sábado. Hasta donde yo sé, es una de las leyes de la Naturaleza: los seres vivos se comen a otros seres vivos y de ese modo se perpetúa la vida en una cadena ininterrumpida en la que todos estamos relacionados. Porque si hay que ser honestos, los vegetarianos no comen animales pero comen plantas que son seres tan vivos como los otros, salvo que no corren ni gritan. No les conozco otra diferencia. Qué sé yo. Tal vez no tendrían inconvenientes en comer corderos si fueran mancos y mudos.

A mi me parece que hay muchos vegetarianos a los que les da impresión la carne roja porque se parece a ellos y que comen pollo o pescado sin problemas. En el fondo lo que reprimen es un canibalismo velado, pero justifican su postura queriendo defender la vida de las vacas y los chanchos como si fueran los habitantes del Africa sin preocuparse por gallinas y bagres.

Pero ahora en frío, si me apuran, se me ocurren algunos nuevos argumentos del tipo ‘ideológico’ para que los vegetarianos y los semi vegetarianos reflexionen. Por ejemplo: ¿qué opinan de la matanza de muchos animales para una sóla comida? ¿No es acaso más humano matar sólo a una vaca para que coman veinte personas que a cincuenta langostinos para que coman diez (y encima siempre se quejen de que era poco)? Si el asunto pasa por ahorrar vidas, terminemos con las paellas. ¿Cuántos pescados tienen que morir para alimentar a la misma cantidad de negadores de la carne roja que estarían pipones con un solo cerdo? Si la razón fuera que hay muchos más pescados en el mar que cerdos en los chiqueros, empezemos a comer chicos chinos e hindúes que son muchos más todavía.

¿Cuántas zanahorias, lechugas y tomates son masacrados todos los días en las huertas del mundo entero para hacer ensaladas en las que ni siquiera alcanza poner un solo ingrediente para estar satisfecho sino que hay que tener tres, cuatro o seis en un alarde de multiplicidad genocida? ¿Cuántos cientos de aceitunas son exprimidas para una sóla botella de aceite de oliva? ¿Cuántos champignones son destroncados sin piedad para nutrir los mercados del mundo? Urgen respuestas, señores. Mientras tanto la matanza continúa.