martes, enero 30, 2007

Encuentros cercanos de algun tipo.

Estoy frente a un problema nominal.

No somos capaces de decir que somos 'novios' porque de hecho nos faltan algunas cosas esenciales para el noviazgo. Vivir en la misma ciudad y tener una fecha de aniversario, sin ir más lejos.

Tampoco somos 'amigos', porque después de tanto tiempo juntos y de tantos goles en primera división, no se puede seguir pretendiendo conservar un lugar en el amateurismo.

Lo de 'compañera' a mi me parece que como adjetivo calificativo está bien pero como título es una grasada infame. Y a ella directamente le da arcadas. Ni que fuera radical.

Muchas veces la presenté como 'mi chica' pero es una calificación que linda con la cobardía. Y no tiene reciprocidad: yo ya no tengo edad para ser 'chico' de nadie.

Hay títulos que dependen de cosas mucho más serias. 'Mujer', 'esposa', 'señora'. Nada es siquiera evaluable como posibilidad. Ningún abogado estaría de acuerdo.

Pero hoy, cuando le dije por teléfono que desde la productora en Sao Paulo le estaban reservando su pasaje para que nos viéramos, me dijo:

- ¿Y por qué se iban a tener que ocupar ellos de comprarme el pasaje, si yo no tengo nada que ver con esa empresa?
- Porque es parte de mi arreglo -le aclaré-.
- ¿Qué arreglo?
- Dos pasajes mensuales para mi o para... -y me detuve buscando la palabra adecuada-.
- ¿Para quién?
- Para... gente cercana a mi -dije finalmente y sin demasiada convicción.

Hubo un silencio, Y después ella me dijo, aguantándose la risa:

- ¿Así que entonces yo vendría a ser 'gente cercana' a ti?

Creo que contesté que si. Por alguna razón ya no consigo recordar con claridad.

Like a rolling stone.

- You can't bleed a stone -me dijo la productora.
- But I'd make it roll -le contesté yo.

Y durante un segundo me sentí Bob Dylan.

viernes, enero 26, 2007

El fin de la imaginación.

"El Principito", de Antoine de Saint-Exupery empieza así:

Cuando yo tenía seis años vi en un libro sobre la selva virgen que se titulaba "Historias vividas", una magnífica lámina. Representaba una serpiente boa que se tragaba a una fiera. Esta es la copia del dibujo.

En el libro decía: "Las serpientes boas se tragan su presas enteras, sin masticarlas. Luego no pueden moverse y duermen durante los seis meses que dura su digestión".

Reflexioné mucho en ese momento sobre las aventuras de la jungla y a mi vez logré trazar con un lápiz de colores mi primer dibujo.
Mi dibujo número 1. Era asi:

Enseñé mi obra de arte a las personas mayores y les pregunté si mi dibujo les asustaba.

-¿Por qué habría de asustar un sombrero? - me respondieron.

Mi dibujo no representaba un sombrero. Representaba una serpiente boa que digería un elefante. Dibujé entonces el interior de la serpiente boa a fin de que las personas grandes pudieran comprender. Siempre necesitan explicaciones.
Mi dibujo número 2 era así:

Las personas grandes me aconsejaron que dejara a un lado los dibujos de serpientes boas abiertas o cerradas, y que me interesara un poco más en la geografía, la historia, el cálculo y la gramática. Asi fue cómo, a la edad de seis años abandoné una magnífica carrera de pintor. Había quedado desilusionado por el fracaso de mis dibujos número 1 y número 2.

Hace poco en Miami se vió la siguiente escena.



Una boa se tragó a un cocodrilo en los Everglades. Parecía que había vencido la batalla pero el cocodrilo -ayudado por la resistencia de su cuero- aguantó los dos días que se toma la boa para ir digiriendo a su presa con jugos y venenos varios. Mientras tanto fue raspando el interior de su captora con sus garras hasta que la boa se abrió al medio. Ninguno de los dos animales sobrevivió. El helicóptero que aparece en la foto, registró parte del combate.

Por más que mire y mire la foto, no me puedo imaginar ningún sombrero.

Torres de papel

Desde que Delfín alcanzó el Top Five con su megahit, no paran de hacerle homenajes como este.

martes, enero 23, 2007

Can Decó

Reflexión: me podrán argumentar lo que quieran sobre la amistad entre perros y seres humanos, pero un gato jamás se dejaría tratar de este modo. ¡Y pensar que su dueña tiene hasta sponsors!

Como le he dicho a infinitas novias: "la fidelidad bien entendida no puede ser esto."









Y no está embalsamado...










lunes, enero 22, 2007

El curador, el artista, el genio.


El Peluca, explicando como proceder para participar en la creación colectiva de la Muralla de la Paz (salón de actos del Museo Hippie - San Marcos Sierra, Enero 2007)

La Muralla de la Paz



Instalación de creación colectiva en vidrio, superficies de celulosa, corcho y tintas de colores varios (Museo Hippie, en proceso de construcción - 2007).

Morrales de cuero trabajados artesanalmente


Artículos típicos entre los hippies. Estas tres piezas seleccionadas, originarias de Plaza Francia, El Bolsón y San Marcos Sierra, pertenecieron a hippies célebres que las donaron al patrimonio del museo para su exhibición (Museo Hippie, colección permanente - 2007).

Altar de instrumentos (?) precolombinos


Pertenecientes a las tribus de matacos y comechingones, estas piezas se exhiben a la entrada de la sala de exposiciones. Para ubicarlas basta fijarse en el piso, junto a la puerta, poniendo especial cuidado en no patearlas ni desarmarlas al entrar (Museo Hippie, colección permanente - 2007).

La guitarra de Tanguito


Dicen las malas lenguas que hace unos años sólo se exhibia el diapasón. (Museo Hippie, colección permanente - 2007)

domingo, enero 21, 2007

Nada se pierde, todo es Historia.



Estuve en La Cumbre, provincia de Córdoba, para pasar fin de año. En esas sierras nunca falta el alcohol o la droga, pero el viaje lisérgico que despidió al 2006 está vez tuvo su hito en una experiencia libre de substancias anti-reglamentarias. En una tarde de visita a San Marcos Sierra, un amigo me dijo:
- ¿Querés conocer el Museo Hippie?
Por supuesto que dije que sí y ahi me enteré que ese era el primer -y único- museo hippie del mundo. Su curador y propietario, bien conocido como 'el Peluca', lo inaguró hace cinco años y por cinco pesos -tal vez un número cabalístico para el Flower Power- te ofrece una visita guiada, en castellano o inglés, más una conferencia sobre el origen del hippismo, la etimología de la palabra hippie, el simbolismo del signo de la paz. Todo conjugado en la primera persona del plural. Lo llamativo es que mi amigo lo conoce hace años y me aclaró:
- Nunca fue hippie. Cuando lo conocí era bombero.
En el momento en que llegamos al rancho donde funciona la institución, el Peluca estaba en medio de una exposición a un grupo de cordobeses de la capital. Con el ruido que armaron los perros y sus hijos, el Peluca paró la visita para saludarnos. Los pibes estaban mugrientos y los perros sarnosos, pero nadie parecía molesto con la situación y se los veía incluso felices. El Peluca nos pidió permiso para terminar con sus visitantes y su esposa nos ofreció unos mates. La conferencia del Peluca era recitada de memoria como si fuera una audio-guía en vivo y encontraba raíces del hippismo en Diógenes y Jesus de Nazareth, pasando por los indios matacos y comechingones, los trovadores y Robin Hood, hasta llegar a Gurdieff y Oupenking (sic). Uno de los cordobeses que lo escuchaba en short y hojotas sin dejar de chupar una bombilla se entusiasmó cuando el Peluca hizo una pausa en su recitado para preguntar si quedaba alguna duda, antes de seguir avanzando.
- Entonces el concepto sería...-arrancó el cordobés, hamacando las palabras con su acento característico, pero se detuvo para pensar-.
- Si -dijo el Peluca, impaciente quizás- Lo que dije al principio.
Pero el cordobés, imperturbable, siguió con su hilo de pensamiento.
- Sería... que no hay que joder al de al lado, ¿o no?
- Si, sí -dijo el Peluca- Una cosa así, más o menos. Sigamos.
El Peluca entonces se dedicó a hacer un análisis del cambio que hubo en el Cristianismo de la época de Cristo hasta la instauración de la Iglesia como poder político. Sentado en un escalón de la sala de la colección -como se puede apreciar en la foto- repetía casi sin parar para respirar:
- La estructura original del Cristianismo se altera a partir del año trescientos cuando el emperador Constantino hace que su religión de Estado sea... ¡rajá de acá Pimienta!-. Es que la perra se había metido donde no era bienvenida y eso lo forzó a perder su concentración. Evidentemente le molestaba que el animal entrase a su museo, porque es muy cuidadoso de las piezas en exhibición. Cuando entrábamos nosotros me vió la camarita y dijo:
- Lo que te pido es que adentro, fotos con flash no.
Es que el Peluca piensa en su museo de acá a doscientos años y la preservación es esencial para la buena subsistencia del negocio. La obra que el propio Peluca impulsa para darle grandiosidad a su emprendimiento cultural, es una ambiciosa instalación llamada la Muralla de la Paz: se trata de una pared construida con botellas, en las que cada visitante del museo introduce un mensaje-deseo que se conserva para la posteridad. "Hay que escribir y doblar el papel hacia adentro -pide expresamente el artista- para que la luz del sol no haga desaparecer los buenos deseos". Tanto la botella -vacía, por supuesto- como el corcho y el papel madera en el que se escriben los deseos, están incluídos en el precio de la entrada. Cuando nos íbamos nos mostró las artesanías hippies que el mismo hace y vende. Ceniceros, pipas y tuqueras; autitos de madera, bombillas y porta lapices de caña. Mi preferido era un matamoscas hecho con un pedazo de goma negra que tenía escrito "¡PAF!" con agujeritos. La experiencia fue inolvidable. No me extrañaría nada que en los próximos años tengamos la noticia del Peluca -y de su Museo Hippie- acreditándose algún jugoso subsidio cultural.

viernes, enero 19, 2007

Camino al Cielo.


Hace diecinueve años que trabajo en cine publicitario. Desde entonces he participado en más de quinientos comerciales en varios países y cuatro continentes. Nunca -hasta esta semana- había permitido que una filmación saliera de su hábitat natural -que vendría a ser cualquier lugar del planeta fuera del oasis de tranquilidad que debe ser el hogar- y penetrara las puertas de mi propia casa.

Ya he rechazado jugosas ofertas de dinero y pedidos melodramáticos casi de rodillas. Nunca consiguieron ablandarme ni corazón ni bolsillo. Pero esta vez no sabría decir que me pasó para aceptar e inclusive apoyar el proyecto. Tal vez sucedió que la directora es una chica que me cae bien y que el guión del corto que tenía que hacer como tesis de graduación para la carrera de cineasta en la Universidad de Sao Paulo me parecía excelente. O tal vez fue que al principio sólo querían filmar en las escaleras del edificio donde vivo, y yo sabía -porque hace veinte años tuve el mismo problema, devenido trauma- que no es sencillo conseguir el permiso de un consorcio si no se tiene el apoyo de uno de los inquilinos. En el fondo fue un poco de cada cosa. El asunto es que les ofrecí mi casa como base para cuatro días de filmación y al final también me pidieron el lavadero para filmar una escena. Se suponía que yo no iba a estar acá estos días pero todo cambia, y cómo dicen los ahorristas defraudados del 2001, "no hay garantía de nada". Y no sólo estuve yo sino que también vinieron de visita mi madre y mi hermana -de Rosario y Los Angeles respectivamente- y mi casa pasó de ser un sitio semi desértico a transformarse en una recreación del centro de Calcuta en un día laborable.

Lo más gracioso es que estar en una filmación para mí es una situación habitual. Lo raro es que estuviera tan próxima. Como antecedentes más cercanos sólo tenía una filmación que se hizo en un boliche a media cuadra de mi casa y otra que se hizo dos semanas antes de ocupar el departamento que acababa de alquilar. Pero nunca me había pasado levantarme a la mañana, lavarme la cara, ir a la cocina y en el momento de abrir la puerta encontrarme a unos veinte técnicos y actores andando entre faroles, maquinaria y elementos de escenografía. Yo los saludaba y para no interferir en sus respectivos trabajos, me preparaba el desayuno como si fuera una mañana cualquiera en mi casa, corriendo un trípode para abrir la heladera, esquivando el carro de sonido directo para llegar a la juguera, enchufando la cafetera en la misma toma de corriente que el video assist.

Parecía un cuadro surrealista: yo hacia de cuenta de que no estaban allí y ellos sólo se concentraban en la cocina, el lavadero y la escalera. Atravesaba una puerta vaivén y estaba en la tranquilidad de mi casa, casi silenciosa. Iba al área de servicio y estaba en el infierno del rodaje. A todos les sorprendía que no me desesperara al ver en mi casa tamaño desbarajuste de todo, que sólo tiene parangón -para quien no conoce- con una mudanza o una obra de reformas.

Hoy le conté a ella por teléfono mi satisfacción. Terminaron el cuarto día, dejaron todo perfecto y me agradecieron de mil maneras posibles. No podían creer mi paciencia infinita y mi buena onda.
- Creo que me gané el Paraíso -le dije.
- A mi no me engañas -contestó ella-. Esos pobres chicos ni se imaginan como los vas a hacer trabajar gratis en tus películas.

miércoles, enero 17, 2007

Homenaje a las víctimas de 9 -11


Ni la película de Oliver Stone ni los cortos del 11 de Septiembre. El verdadero homenaje que está acorde con este mundo es el de Delfín y lo pueden ver acá. ¡Agarrate fuerte, Carlitos, que volcamos!

martes, enero 16, 2007

Chin Chon


La otra vez me preguntaba si la eficacia de la medicina china -con sus torturas físicas y serpientes en vinagre- podrá probarse con el hecho de que haya cada vez más chinos en el mundo. Después de todo es una ecuación simple y hay quienes la respetan. Por ejemplo, ella siempre me dice después de pedir el agua mineral 'natural':
- Los chinos no toman nada frío-. Y entonces yo evito hablar de las cervezas heladas y del vino blanco frappé que la vi tomarse tantas veces sin preocuparse ni un poco por la salud.

Pero recién me di cuenta de que hay cada vez menos pequineses, el perro chino por excelencia. ¿Qué pasó? Cuando yo era chico siempre había un pequinés en la plaza o en la vereda para que lo tocaran solamente aquellos niños dispuestos a perder una mano en el intento. Entonces me pregunto: ¿acaso el pequinés es una especie amenazada de extinción? ¿su célebre mal humor congénito lo ha condenado quizás? ¿o hay una ley secreta de equilibrio en el Universo que dice que cuantos más chinos haya, menos pequineses nacerán?

Difícil que el chancho chifle...

Los sentidos son cinco, Ursula. No le podés pedir a los hombres que escuchen sin alimentar a los ojos.

Cuando lo que no falta es comida, quiero decir.

lunes, enero 15, 2007

Super gallinas

Y estas gallinas milagrosas ¿alguna vez podrán jugar en la primera de River y hacernos ganar algo? Como viene la mano últimamente, se me ocurre que podría ser la mejor solución a futuro.

jueves, enero 11, 2007

martes, enero 09, 2007

"¡No me camines, eh!"



El otro día tuve la oportunidad, por primera vez, de ver en vivo a Os Paralamas Do Sucesso, una banda que me encantaba doce años atrás. Sucedió en una fiesta organizada por una agencia de publicidad y aunque la gente era bastante entusiasta, no dejaba de ser un poco choto ver un show en esas circunstancias. Yo sin embargo no dejé de emocionarme al oír "Alagados", "Óculos", "Vital e sua moto" e sobre todo "Dos Margaritas", una canción que siempre me gustó especialmente. Pero nada podía compararse con la patina de amargura de ver a Herbert Vianna -líder de la banda- sentado en una silla de ruedas en el escenario, sudando y con la garganta enrrojecida de cantar para ese público careta. Unos años atrás Herbert se quedó paralítico en un accidente aéreo -manejaba un ultraliviano que se vino en banda- donde su esposa perdió la vida. A duras penas recuperado de la depresión, volvió a tocar con los Paralamas, y ahi estaban esa noche, haciendo lo mejor que podían -que ya era bastante para mi-.
Al día siguiente me puse a buscar una foto para ilustrar este post sobre la tristeza de ver a un ídolo golpeado y tuve la sorpresa de toparme con el dibujito de Luca, un nuevo personaje del historietista brasileño Mauricio de Souza -que creó personajes fundamentales de mi infancia paulista como Monica, Cebolinha, Cascao, Magalí, Pelezinho, Chico Bento-. Cual no sería mi extrañeza al ver que Luca estaba en una silla de ruedas y que el argumento de De Souza era que, después de lo que le pasó a Herbert Vianna, quería crear un personaje que le mostrase a los niños que a pesar de estar imposibilitado de caminar sobre las piernas, uno puede ser alegre y entusiasta.
La verdad es que me pareció atrevido y un poco superficial en su afán 'educador'. Recordaba la cara de Herbert tocando en el escenario y me parecía que debe ser mucho más complicado que decirle a todo el mundo que enfrente sus dramas con una sonrisa.
Ahora ya no sé que decir. Esto pasó hace un mes y no me atrevía a hacer ningún post. Lo dejo librado a vuestro criterio.

Idiomática andalusí

Un día de estos voy a terminar entendiendo cuando se usa "¡Ea!" y cuando se usa "¡Ahi va!".

domingo, enero 07, 2007

Listas del viajero frecuente

Desde que vivo en dos departamentos -en BSAS y en Sao Paulo- cada vez que viajo de allá para acá o de acá para allá se repiten ciertos rituales. Igual que otros -aquellos típicos del viajero amateur- se suspenden.

Por ejemplo, se suspende:
- el traslado del cepillo de dientes, del shampoo, del desodorante, de los perfumes, de la máquina y la espuma de afeitar, porque tengo uno de cada ítem en sendas ciudades. Lo mismo pasa con algunos utensilios domésticos, con las camperas, las remeras, los jeans, y los zapatos, salvo los que están en alta rabiosa y no quiero dejar de usar ni acá ni allá. Igual hace dos años que cada vez que compro algo que me gusta mucho, soy como los turistas argentinos ochentosos y su célebre "deme dos".
- llevar libros para leer, salvo el que está en curso; o los que voy a 'usar' como referencia o inspiración específica en los próximos días. Igual es sorprendente comprobar como hay autores que no terminan de asentarse en ninguna de mis dos bilbiotecas; y casi me siento como un promotor del intercambio cultural. A veces Manuel Puig y Bioy en los estantes de la rua Piauí, Clarice Lispector y Guimaraes Rosa en los de la calle Guido.

Y entre los rituales que se repiten están:
- la eterna duda sobre la cantidad de calzoncillos & medias que habré dejado en la ciudad a la que vuelvo. "¿Acaso hara falta que lleve los que tengo aquí?", me pregunto cada vez ante la valija abierta. Y al llegar descubro que no hacían falta las medias o que me quedé corto de calzoncillos. Siempre me prometo -inútilmente- que me voy a acordar de lo que dejé para no trasladar cosas al pedo la próxima vez.
- no olvidarme de llevar el cargador del celular del país que abandono, para poder usuarlo hasta estar en la escalera del avión (¡qué anacronismo!) y poder cargarlo para al llegar la próxima vez llamar a todo el mundo mientras espero la valija. Tener un mismo aparato allá y acá no entra dentro de las posibilidades. Es como en el fútbol: Argentina es Argentina y Brasil son ellos.
- llevar las zapatillas para correr, el reloj de ritmo cardíaco y la cinta del pecho. Eso apenas hasta la semana que viene, en que mi hermana me trae otro set de EEUU. Sin las zapatillas, claro.
- comprar cosas que tal vez no coma en el país de origen pero que me parece 'lo más' tener en la heladera del otro. Por ejemplo: contar en Brasil con queso cuartirolo, dulce de membrillo & batata, dulce de leche y mermelada de rosa mosqueta; y en Argentina con goiabada cascao, pimenta malagueta y cachaça de la buena. Si pudiera llevar mamao y fruta do conde y traerme pomelo blanco sepan que también lo haría.

Chega de saudade

Me gusta cuando se define 'rencorosita-rencorosita';
Cuando dice que le gustaría anotarse en un gimnasio 'femenino', si existiera algo así.
Cuando se enoja porque digo que es graciosa y no hago referencias a que es sexy y/o inquietante.
Si dice 'discursión', si dice 'yushi', si dice 'Buenojaire', si se empeña en defender que hay una fruta llamada 'graná' porque piensa que en este mundo ambiguo todo puede ser 'albóndiga' o 'almóndiga'; pero sobre todo me enloquece cuando dice 'si' bajito como saboreándolo.
Me encanta cuando confiesa que le gustaría verme arrastrándome por ella.
Cuando se empeña en devolver cada brutalidad mía ojo por ojo, diente por diente, parte del cuerpo 'x' por parte del cuerpo 'y'. O imaginando dolores que aún nadie le ha causado.
La quiero frente al eterno pedido de jugo de tomate en donde sea y a quien sea;
y cuando se identifica con la oscura Emily porque no se da cuenta de que es luminosa como un sol.

Estrategia evocadora

Fui al super de madrugada -un privilegio de reyes que tenemos los que vivimos en Sao Paulo- y compré mamao-papaya, jugo de tomate, castañas de caju y fruta do conde. Lo puse todo en la heladera, como en un altarcito macumbero, junto al agua de coco que me 'exprimieron' especialmente esta mañana.

Qué sé yo. No imagino otra forma mejor de conjurar su presencia. Pensé que si tenía todo eso a mano, en una de esas era como si estuviese acá conmigo.

sábado, enero 06, 2007

Homofobia anual

Sé perfectamente que el problema de la letra Ñ en la dictadura de los teclados anglófilos es serio. Los muy cabrones quisieron solucionarlo sugiriendo la erradicación de la letra del alfabeto hispano. A los españoles no les hizo ni media gracia que se pretendiera que su país pasase a llamarse "Espania" de un día para el otro y los gringos entendieron que, dadas las circunstancias, no tendría caso insistir.

El asunto al final no es tan grave. Uno se acostumbra a escribir sin la Ñ cuando no hay más remedio y todo el mundo entiende. Pero esta vez, cuando se acercaban las fiestas y de todos los confines del planeta me llegaban calurosas felicitaciones de amigos exiliados deseándome un "Feliz Ano Nuevo", confieso que me sentí un poco extraño. Porque no ponian 'anio'. Ponian 'ano'.

Entonces me quedo con la duda de si al antiguo no me lo lo habrán roto en el 2006 y ahora estrenara otro flamante del cual debiera sentirme orgulloso.

Gusto

Ayer volví a Sao Paulo y hoy, en el ya tradicional almuerzo de sábado, Estevan mirando el menú le preguntó al mozo:
- Decime, ¿estos ravioles provenzales están rellenos de que?
- Tomates secos marinados en aceite de oliva.
- ¿El relleno no tiene ningún queso?
- Nada.
- Entonces voy a comer eso -dice Estevan con una sonrisa y cerrando el menú.
- ¿Tenés alergia al queso o estás aburrido de comer los ravioles rellenos de queso? -le pregunto sin evaluar otras posibilidades, porque no concibo la idea de que alguien se niegue a comer queso por decisión propia. Y recibo la respuesta más temida.
- No me gusta el queso.
Toda la mesa reacciona inmediatamente con gritos de estupor. Pero Estevan, que tiene carácter suficiente como para defender su postura, cierra toda chance de discusión con un discurso de línea dura.
- Odio todo lo que tiene que ver con el queso -arranca-. Odio que se trate de la leche que sale de la teta de la vaca, deliberadamente expuesta a procesos para que desarrolle bacterias, cuaje, y crie hongos y organismos repuganates que le den un olor intenso y putrefacto.
Cuando le traen el plato de ravioles y el mozo le ofrece parmesano rallado, todos nos sonreimos en silencio.

viernes, enero 05, 2007

"¡Echate un casting cuando te acuerdes!"



Si alguna vez se hiciera la película de mi vida, me parece que me gustaría que el ex de Madonna hiciera de mi. Lo digo onda 'última voluntad del testamento' y sin esperanzas de que los productores me hagan caso. Igual que cuando Raymond Chandler opinó que el mejor actor para hacer de Philip Marlowe hubiera sido Cary Grant y no Humprey Bogart. Sé que es un poco pretencioso de mi parte, aunque no son pocos los que me han dicho que tengo un aire al talentoso Sean -dependiendo de la penumbra ambiente, del alcohol ingerido y de la buena voluntad del observador-. Pero de lo que no me caben dudas es que para hacer el papel de mi amigo Heitor no habria physique du rol mejor que Benicio. Parece hecho a medida. Claro que sin la salsa de frambuesa, que es un asco.