martes, marzo 28, 2006

Piropo andaluz

Se lo dijeron a una amiga en algún paraje cerca de Granada. Le gritaron frente a una multitud: "¡Eso es un cuerpo y no lo que echa mi madre en el cocido!". Joder...

lunes, marzo 27, 2006

Mundo tan desigual

"En el Monumental no se hubiera festejado nunca un empate así", dijo el Rolfi Montenegro, todavía amargado por el empate sobre la hora de Boca en La Bombonera. Tiene razón. A veces es horrible ser de River. La vida es tanto más genersosa con los bosteros.

viernes, marzo 24, 2006

Besos & puñales

Vi unas fotos forenses de un crimen pasional. El cuerpo del joven apuñalado veinte veces por su amante despechada llevaba varias horas sin vida y estaba como olvidado entre sábanas enrredadas contra la mesa de luz. El fotógrafo había evitado revelar su cara, así que la imagen era nada más que un torso desnudo de un color blanco opaco, como si lo hubiesen entalcado. Se ve que por alguna razón misteriosa no había corrido demasiada sangre o ya la habrían limpiado. Lo más impresionante de todos modos era que los huecos ligeramente ovalados que habían dejado las facadas en la carne, se habían secado con un delgado borde morado y parecían las marcas de rouge de muchos besos sobre la piel. Me hizo reflexionar acerca de la naturaleza del acto. El brote de pasión que había terminado con la vida del joven le había dejado rastros similares a los que seguramente habría recibido de su verduga con distinta emoción en muchas noches de amor.

miércoles, marzo 22, 2006

Resignacion

En enero del 2001, un basurero de una localidad de la costa atlántica se encontró 20000 dólares en un paquete tirado en un tacho. De alguna manera, él supo que el dinero pertenecía al dueño de un supermercado cercano. Parece que el hombre alguna vez le había hecho un favor y eso pesó para que el basurero, increíblemente, se sintiera en la obligación de devolverle el dinero. El asunto saltó a los medios y el basurero apareció hablando en la TV como un bicho raro y explicando su sorprendente gesto. Destacó lo bien que ese hombre se había portado alguna vez con él, explicó su convicción de que en la vida se debe ser agradecido, que es importante ser honesto, que así había sido educado él y que pese a las penurias económicas que pasaba había obrado de acuerdo a como había sido formado.
Pero lo más impresionante es que mientras contaba esto, lloraba. Me pareció que si él pensaba en su vida se angustiaba y no creía en la posibilidad de salir de ese destino. Como si no sólo hubiese estado impedido de aprovechar ese golpe de fortuna sabiendo el nombre del dueño del dinero, moralmente hablando, sino que en un sentido mucho más profundo, tenía la certeza de que todo golpe de suerte era ilusorio y que no había para él ninguna chance de soñar con una vida mejor.
Al revés de la mayoría que sueñan esperando el golpe de fortuna para cambiar su destino, este basurero lloraba al haber comprobado algo, que de alguna manera, siempre había sabido.

martes, marzo 21, 2006

Poesía fraterna

“De los seis hermanos Jerte,
sólo Paco se murió.
¡Si está muerto Paco Jerte,
cinco Jerte se quedó!”.

Pensar que hubo una época en que estos juegos de palabras me parecían casi mágicos.

Cliente muerto no paga

- Tener ambulancia es buen negocio. Es como tener remise.
- Pero con la ventaja de que el pasajero no te habla.
- Puede ser, pero muchas veces se queja.

El orden de la sinceridad

- ¿Nadie dice nunca lo que piensa?
- Sí. Sólo si el otro lo dice primero.

Clasificación animal

La fellatio no es un bicho.

domingo, marzo 19, 2006

Bernard y yo


En Sao Paulo vivo en un departamento frente a una plaza. No me costó mucho decidirme a alquilarlo porque es muy lindo. Por la ventana - que es enorme y curva - se ven las copas de los árboles, frondosos y enormes como corresponde a un país tropical. Casualmente, ¿cómo creen que se llama la plaza? ‘Praça Buenos Ayres’. Así, en criollo, nada de ‘Boms Ares’ o giladas de ese tipo. ‘Buenos Ayres’, con una 'y' elegante y vintage, en claro homenaje a la ciudad porteña de mi único querer. No hace falta decir que gracias a eso soy el hazmereir de todos los que saben que soy argentino, porteño y tanguero; mi departemento me ha convertido a los ojos de los otros en un ejemplo ambulante de una imaginaria melancolía, perdido en esta ciudad provinciana y monstruosa a la vez. Vale aclarar que no es ni siquiera una tenue aproximación a mi alegría de vivir aqui (que no es sólo brasileña, aunque parezca) pero que la plaza se llame así me deja expuesto, porque el que vive en Leblon, nobilísimo barrio de Rio de Janeiro, desconoce alegremente que mora en calles teñidas de historia rioplatense por designio de algún intendente con ganas de intercambiar chupadas de medias: Bartolomeu Mitre corta General San Martín (que algunos navegantes del espacio pronuncian ‘Sain Martán’) y corre paralela con los generales Artigas, Urquiza y Venancio Flores. Pero en mi plaza Buenos Ayres, todo es un canto a la porteñidad y no hay ignorancia que me proteja. Hay hasta estatua (fea) de una pareja bailando tango en una fuente seca y busto de Bernardino Rivadavia (como se ve en la foto). Confieso que durante meses pensé que era un busto de Beethoven (no digan que no se parece más a Ludwig van que al de los cuadernos premium en los que se puede borrar sin borronear). Pero ahora que sé quien es, cada vez que salgo a la calle esquivo a los vendedores de banana, mamao y abacaxi, y entro a la plaza por la puerta que domina el monumento de este prócer nuestro de dudoso patriotismo. Paso por delante suyo y lo miro de reojo, sin hacer ruido. Concentrado como está en su lectura eterna de la misma página que está a punto de firmar no quiero molestarlo. Apenas me digo en silencio, imaginando que él puede escucharme también: “¡Quién lo hubiera dicho, Don Bernardino! Mire a dónde hemos venido a parar usted y yo”. Por lo menos yo tengo amigos y más de un libro para leer y subrayar. En cambio él… pobre. A veces hasta se me ocurre que podría invitarlo a ver el Mundial de Alemania en casa.

miércoles, marzo 15, 2006

Desde Eva en adelante

El robo al banco de Accassuso del 13 de Enero pasado fue llamado por todos 'el robo más perfecto de la historia criminal argentina'. Yo me llené la boca hablando de la inteligencia de esos ladrones, que por su talento se hicieron de un botín incalculable y de los derechos para la próxima gran película de acción que se haga sobre un robo. Sin embargo, apenas un mes después empezaron a caer uno a uno. ¿Dónde falló el plan? ¿Cuál fue el talón de Aquiles? Una mujer despechada habló. ¡Ay! Siempre son las mujeres las que arman los kilombos, mal que les pese a las feministas. Desde Eva, pasando por Helena de Troya y todas las musas del tango. Beto De la Torre estuvo casado quince años con la mujer que lo delató a la policía, madre de su hijo de diez años. Ella parece que lo trató de extorsionar para no contarle nada a la policía, él perdió los estribos, se enfureció, la amenazó y armó un escándalo frente a la casa de la hija de ella. Un grave error. Entonces los vecinos llamaron a la policía temiendo un incidente familiar de gravedad. El resto es simple. Beto de la Torre ya no vivía con su mujer hacia tres semanas y la policía sospechó que podía tener una punta porque ella lo denunció por su agresión pero cambiando el apellido de De la Torre a Torre, en un ridículo intento de encubrir su identidad. Entonces los policías probaron suerte haciéndole escuchar grabaciones de celular donde Beto y su amante hablaban de viajar juntos a Paraguay. "Yo no sabía nada de todo eso -declaró la esposa a Clarín- Conocía a esa chica porque era la mujer de un compañero y mi marido la ayudaba económicamente cuando estuvo preso. No tenía idea de otra relación." No es difícil imaginar entonces como la esposa juntó a la orquesta y se puso a cantar. Y así acabó en una tarde con la perfección del robo perfecto. Le prometieron identidad reservada y no cumplieron. Su nombre saltó a todos los medios, que la calificaron como "una mujer despechada". Molesta con ese apelativo (que bien podría haber sido "la cornuda rencorosa") la delatora declaró: "Lo único que puedo decir es que me siento desprotegida. A mi no me defendió nadie, ni la Policía ni la delincuencia". Y... no. ¿Qué querés que te diga? No te lo merecés tampoco.

domingo, marzo 12, 2006

Piropo tropical

El garoto que les gustó estaba con una remera verde que favorecía el bronceado y las chicas solteras que estaban en mi mesa se pusieron como locas. Ninguna se atrevió a encararlo pero le mandaron escrito en una servilletita:
"Se verde está assim... imagina maduro!"
Me dieron ganas de vestirme de lechuga para ver si ligo también.

Diez mil puntos

Escucho a Marina sobre el perfeccionismo.
- ... hice la facu en tres años, estudio hasta el hartazgo. Es que no soporto sentir que soy incapaz de mejorar mi rendimiento.
- Me parece que sos muy autoexigente.
- No demasiado.

domingo, marzo 05, 2006

Aguante Fellini

La discusión antagónica por naturaleza es: ¿gatos o perros? Los “ama perros” tienen excusas mecánicas para no gustar de los gatos, todos dicen lo mismo sin pensarlo como si fuera un casette - lo cual de alguna manera está acorde con la falta de inteligencia de los perros -. Que los gatos son interesados y traicioneros, en cambio el perro es siempre fiel, sin importar cuan duras sean las circunstancias. El lema es que el perro es “el mejor compañero”. Los “ama gatos” contestarían que los gatos son más parecidos a los seres humanos, en especial a las mujeres - sobretodo en que no se los puede dominar con la voluntad - y por lo tanto más inteligentes. Por ser parecidos a nosotros uno puede establecer una relación equilibrada con él, mas acorde a la que tendrían dos amigos. Si el trato es bueno, la relación es buena. Si uno la caga, entonces paga las consecuencias. Igualito que en la vida cotidiana. En cambio la amistad con “el mejor amigo del hombre” más que una amistad es una relación de amo y esclavo. La sociedad humana se ha enorgullecido de señalar la relación con el perro como la ideal. Pero eso solamente si nos empeñamos en verlo desde nuestro punto de vista imperialista. Ellos dicen: “Si uno no le dá de comer a su perro, el amigo igual estará al lado de uno. Si lo golpea, lo perdonará." Yo agrego: "Y será el alcahuete guardián si alguien nos amenaza o parece amenazarnos. No olvidar que la precipitación obsecuente es la característica principal del lame culo.” Pero de parte de ellos siempre habrá un comentario de desprecio al gato porque no es capaz de hacer ninguna de esas bajezas. Nadie parece percatarse de que son claras bajezas y lo indignas que son. Uno no diría nunca: “¡Que lindo, no sabés! El otro día estuvo Guillermo Santangello chupándome la mano toda la mañana para que lo fueramos a almorzar juntos. Lo mandé a la cucha y le grité que no molestara. Pero el dulce agachó la cabecita, puso mirada de carnero degollado y se tiró panza arriba en el piso. Yo no pude más que sonreir y entonces me volvió a chupar la mano pero más despacito. ¡Me compró! Fue tan tierno que me compró y mientras me comía un asado con fritas le tiré unos huesos secos que agarró en el aire y se tragó sin ni siquiera respirar. ¡Vos vieras lo contento que se puso! Saltaba y agradecía como loco. Al final me dejó toda la mano baboseada." ¿Qué hay de maravilloso en esa actitud? El gato en la misma situación se dá media vuelta y no nos vuelve a dirigir ni siquiera una mirada. Eso es dignidad. La humanidad lucha todos los días por eso; en los semáforos me piden dinero todos los días para luchar por la dignidad de los niños, de los ancianos, de los indios, de los sin tierra, de los sidóticos. Pero en los gatos lo llamamos interés o directamente traición. Somos como los sádicos. No vemos al masoquista al que flagelamos sino al encantador complemento de nuestros sentimientos más puros, el ying del yang, el queso de la pasta. Por eso digo: el que ama a los perros es la peor clase de ser humano y quizás no lo sepa. Es el sádico, el enfermo psicópata que cree que la normalidad se coteja con su carácter, el ángel exterminador, el que no permite la armonía del mundo, el que le niega la dignidad a los pueblos oprimidos, el nuevo Hitler, la semilla de la Muerte, el Gran Destructor.
Al perro hay que pasearlo como a un inválido. El gato tiene su propia vida y la comparte con nosotros si nosotros le proponemos un intercambio que lo satisfaga. Otro mal: aquel que ama a los perros, después sigue su impulso amoroso con los caballos. Otro animal servil, de proporciones aún mayores. Una bestia de servicio, amado como si fuera un hijo idiota. En cambio el que ama a los gatos, sigue con los felinos: el león, Rey de la selva; el tigre de bengala, la pantera negra. Todos animales independientes y poderosos, ante los cuales a los humanos se nos frunce el orto de sólo imaginar tener que enfrentarlos, como al mediocre servil lo descompone mirar a un hombre seguro de si mismo a los ojos porque lo enfrenta a su propia inferioridad. Animales que, si bien han sido sometidos (circos por ejemplo), nunca han abandonado la convicción de que lo que son obligados a hacer es humillante y esperan la primera oportunidad de rebelarse y arrancarle un brazo al domador. En cambio el caballo acepta todas las tareas más ingratas con docilidad hasta el fin de sus días: noria y arado, montura, sulky o mateo con anteojeras, hipódromo, carne de cañon en el ejército, etc, etc. Y termina siendo fiambre berreta o una figura de madera en la calesita. Fíjense que nunca van a ver un tigre en una calesita; y eso es porque transmite respeto.
La prueba de la inteligencia de los gatos: nadie consiguió hasta ahora que ocho gatos tiren de un trineo. O obligarlo a ir a buscar palos porque se dan cuenta que al traerlo lo volveremos a tirar lejos. El gato tiene clase, elegancia y personalidad. No le ladran a las hojas secas que se lleva el viento o a todos los peatones que pasan por delante de su reja. ¿Cómo respetar a un perro, un animal que mea un chorro cada cinco metros? Cincuenta metros, diez meadas. ¿No puede mear todo junto y al hilo? No digo que el perro no sea encantador. Los chicos mogólicos son encantadores. Pero no por eso decimos que los niños que actúan de acuerdo a sus preferencias son la reencarnación de Judas. Dicen que los perros son inteligentes porque aprenden a dar la pata o a hacer el muertito. Yo digo que los gatos son inteligentes (y aún más que los hombres en este caso) porque por ejemplo, cuando unos los alza para acariciarlos ellos se agarran con las uñas a la ropa. Eso es porque no confunden afecto con capacidad. Que uno los quiera acariciar no quiere decir que no sea tan torpe como para soltarlo y partirle el cuello contra el piso. El felino acepta el cariño pero se toma sus precauciones. Digamos, de un modo romántico, que teme que todo el inmenso amor que la persona tiene para darle pueda afectarle el funcionaminto nervioso provocándole algún espasmo torpe que sin duda lo terminará perjudicando sólo a él que está en sus brazos. Como leí en los comentarios anónimos del blog de Autobombo: “Nada más maravilloso que un gato; todo gato que se precie tiene que tener un artista en su casa. Y además los gatos son de izquierda y los perros de derecha; ¿o por qué piensan que hay perros policía y no gatos policía?”

sábado, marzo 04, 2006

Axe electronico


El gringo parece estar solo en la terraza de su casa haciendo un asado pero la verdad es que está arriba de un trío eléctrico en Salvador, circuito Barra-Ondina en medio del mayor Carnaval del Mundo, como le gusta decir a los bahianos. Son las 3 AM, hace una hora y media que está tocando para unas 3,000 personas que saltan como enfermos mentales alrededor de ese camión que avanza bajo la lluvia, desconcertando al resto de los foliantes (unos 2,000,000 en la calle, según los recuentos de la policía) que no entienden a donde carajo fue a parar el axé, la timbalada y el ile aye. Escucho a un morocho de pelo blanco y lleno de arrugas diciendo al pasar: "¿Hasta donde quieren llegar? Carnavales eran los de antes y no esta payasada". Pero Fat Boy Slim ni se mosquea y sigue dándole a la masa pa' que tenga y pa' que guarde.