sábado, julio 01, 2006

De camino al alargue

Me levanté hoy con una intensa melancolía que venía queriendo aparecer desde ayer. Al principio busqué las causas entre los más comunes disparadores de la tristeza y, como es común que suceda, encontré buenas razones para sentirme así en casi todos los aspectos que revisé. Sin embargo, antes del almuerzo me di cuenta del factor clave en esta súbita angustia exitencial. Argentina perdió con Alemania y otro Mundial se terminó para mí. Parece una tontería, pero hace un par de posts ya había asomado esta razón aunque no le haya prestado la atención debida. Es que el Mundial como medida de tiempo es cruel. No es un lustro pero tampoco es un año, que pasa volando. Entonces, si uno mira hacia atrás, Mundial tras Mundial, siempre se acuerda de donde estaba porque la emoción fue mucha y las imágenes perduran vívidas. Y lo terrible es darse cuenta de lo corta que es la vida; que yo, por ejemplo, tres copas atrás recién empezaba a tener una identidad profesional; cuatro copas atrás era apenas un veinteañero lleno de ilusiones; cinco copas un estudiante secundario casi virgen; seis copas, un niño. Y sólo hoy me di cuenta en serio de que cuando se juegue el próximo Mundial ya tendré cuarenta años. ¡Cuarenta años! O sea: está claro que con la derrota de Argentina del viernes pasado empezó mi crisis de los cuarenta.

Así que fui y se lo dije a ella, que es mucho más joven y la única crisis que imagino que pueda tener por ahora es vocacional o ética.
- ¿Te das cuenta? En el próximo Mundial estaré cumpliendo cuarenta años.
- También puede que estés muerto -me contestó sin pestañear-.
Es curioso. No deja de ser un consuelo.

2 comentarios:

Lorena Garcia dijo...

Que?!
¿Y que hay de mi crisis existencial, crisis amorosa, crisis personal, crisis económica y hasta cosmica?
Lo que pasa que en el blog finjo.

Bola Ocho dijo...

No me constan. Sólo sé que puedo morir. Y cuando te lo dije, me dijiste: "Como todos". Cómo siempre, acertadamente.