Mi hermana tiene una amiga que se llama Ming Lee. Es una chica de familia china, pero nacida y criada en Los Angeles. Tiene un perrito pug también chino y nacido en América igual que ella que se llama Fenway, como el estadio de beisbol de los Red Sox del que ella es fanática. Su padre le hace al perro continuas demostraciones de afecto.
- Llega a mi casa -cuenta- y lo primero que hace es buscarlo al grito de '¡Fenway! ¡I love you!'. A ver si nos entendemos: mi padre nunca fue capaz de nada ni remotamente parecido conmigo en mis treinta y tres años de vida. Es desagradable.
Sus hermanos se llaman Barney y Lisa, y nadie sabe bien porque sus padres eligieron que solamente ella tuviera nombre chino. Pero cuando eran chicos, esto avergonzaba tanto a Barney que le decía a sus amigos que su hermana se llamaba "Charles".
- ¿Charles? -pregunto- ¿Cómo un hombre?
- Si
- ¿Cómo llamaban en la guerra a los del Vietcong?
- Si. Todavía sucede a veces que me encuentro con amigos de mi hermano que no veo hace veinte años y me saludan: '¡Charlie! ¿cómo estás?'. Es patético.
Ming Lee no sabe nadar. Y el único otro amigo chino que tiene mi hermana tampoco. Como el perro de Ming Lee tampoco nada, mi hermana sostiene que estadisticamente ya puede sostenerse que los chinos son incapaces de darse maña en el agua. Ahora habría que preguntarle al otro billón doscientos mil para que el estudio fuera más consistente.
lunes, septiembre 11, 2006
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3 comentarios:
cuando niño, yo jugaba al "chino al agua"
¡Está probado entonces! Ya no necesitamos consultar a los otros chinos del mundo.
quiero dejar por sentado que es Ming, no solamente yo, que cree que es algo genetico de su propia raza que no puede nadar...
en cuanto a Nate, el simplemente cree que nadar no es natural y que son los otros los que son raros, no el...
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