Bueno, la verdad es que ya estoy acostumbrado pero hoy terminaron de sorprenderme. Mi apellido no será difícil pero es lo suficientemente italiano como para que desde siempre, al 90% de la gente que lo pronuncia por primera vez le salga más fácil decir "Scapelleti" que hacer el esfuerzo de colocar las vocales correctamente. Siempre se lo atribuí a que los capelletis tiran, igual que la mamma.
Pero hoy, inesperadamente, tuvo lugar una verdadera revolución gastronómico nominal. Me mandaron un sobre en cuya etiqueta constaba que mi nombre era "Scalopini". Confieso que me en algún punto me emocionó pasar de primo piatto a secondo. Sienta un precedente difícil de volver atrás.
Pero si creen que aquí se termina el show de mis nombres del día de hoy, se equivocan. En la etiqueta que el valet parking del hotel se anotó mi número de habitación y la chapa del coche, también puso mi nombre... o lo que él escuchó que era mi nombre, cuando se lo habrán cantado por teléfono desde la recepción.
No se alarmen. No hay riesgo de perder mi anonimato si lo escribo aquí. Les juro que no tiene nada que ver con lo que se dijo en mi bautismo.
Para los del estacionamiento soy Acerolalete Acavio. ¿Qué tal? Chúpense esa mandarina, giles...
viernes, septiembre 08, 2006
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2 comentarios:
Yo me llamo García, nadie me jode.
¿Ves?... Si es que lo mejor es ser normal.
los "scapelleti", somos "muy normales", los anormales, son los que no saben leer lo que está escrito claramente..... de otra "scapelleti"!!!!!
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