miércoles, enero 04, 2006

En el principio hubo el verbo ocho...

¡Hola! Bienvenidos a este blog que acabo de crear. Espero que valga la pena haberlo hecho. No fue tan fácil como dicen que es, creanmé. Tuve que cambiar mi nombre de usuario como cinco veces antes de que me aceptara. Lo más inquietante fue cuando alguien que no se ve pero que está ahí ( llámese el Sistema, San Blogger o Dios) me aseguró que no podia usar ni mi nombre, ni mi apellido, mucho menos mis múltiples apodos. Todos rotulados como "inválidos" y con signito de alerta, como si fuera una ruta peligrosa. Se me hizo una situación dolorosa. Me sentí más humillado que al querer entrar a una disco de moda y que el mono de la puerta no te dejara pasar por razones que nunca se esclarecen debidamente. Uno es quien es. Tiene uno o dos nombres, y si de repente le dicen que no los puede usar más aparece el temor atávico. ¿Quién soy? ¿de donde vengo? ¿en mi familia me decían "tate' pero ahora resulta que no lo puedo usar más? La perdida de identidad es una de las pesadillas clásicas, la antesala de la locura. En el Genesis se lee que en el principio Dios creó los cielos y la tierra y que después creo al hombre a su imagen y semejanza. Ahora yo cree mi propio blog. No es que quiera compararme con Dios, en serio, pero me tuve que cambiar el nombre igual que Clark Kent y Bruno Díaz, y eso de alguna manera es como si me hubiera creado de nuevo a mi mismo, ¿no? Ahora tengo una personalidad secreta. Dios creó todo en seis días y en el día número siete descansó. Y yo me pregunto: ¿qué pasó en el octavo día? ¿ya no hubo nada que crear? ¿acaso desde entonces no se creó nada nuevo? No puedo aceptar esa versión de los hechos. La riqueza creativa del mundo no ha parado desde entonces. Ciudades, imperios, torres, barcos, piramides, motos, trenes, deportes, cines, postres fríos y calientes, lenguas, libros y jeans de todos colores son unos pocos ejemplos de todo lo que se encuentra en el mundo y que fue creado en los últimos cien millones de años. Ahora se sumó mi blog... y lo creé en cinco minutos. Así que de ahora en adelante yo soy Bola Ocho, señores: la más misteriosa de las bolas de la mesa de pool. La negra; la que todos temen tocar por error, la que debe ser introducida en una tronera determinada y sólo al final. Me inventé de nuevo a mi mismo. Y les prometo que no habrá poder abstracto en el universo que tenga la fuerza de pararme para seguir creando y posteando. Pasen y vean... sean mis invitados en este mundo nuevo que no para de crecer.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Bienvenido !

Lorena Garcia dijo...

Hola, soy yo.
Aun no me conoces pero me conocerás. Te leo y viajo al pasado. Este eras tu, cuando yo aun no existía para ti. Miércoles, cuatro de enero del 2006. Donde estaba yo ese día… en Santiago de Chile, celebrando la navidad. Puede que no me creas, pero pasarás conmigo el siguiente año nuevo, en Córdoba. De hecho, ahora estoy en tu casa, pero eso también es difícil de creer.

Falta poco para que nos encontremos. Te enamorarás de mi loca, locamente.
Por ti me mudaré de casa, de país y de planeta.


Hola, soy yo.
Aun no te conozco, pero ya te amo.

Bola Ocho dijo...

Probablemente este último sea el comentario más emocionante de toda la historia de la blogsfera.