sábado, mayo 17, 2008

Treinta y ocho, ocho.

Así pasé mi cumpleaños. Ardiendo de fiebre, postrado en la cama, con la certeza absoluta de que este si que era el último año de mi vida. Y para colmo el termómetro marcándome la edad -más una yapa- como si fueran las velitas de la torta que yo ya no tenía fuerzas para soplar.

1 comentario:

L! dijo...

maldita fiebre!!! espero que por lo menos hayas estado con tu gente, saludos.. Feliz cumple! JEJE