- Por fin tuve un hueco y fui a migraciones -me cuenta la gallega por teléfono-.
- ¿Y?
- ¡Y que ya tengo los papeles! -aulla de alegría.
- ¡Muy bien! -la felicito y pregunto- ¿Ya podés sacar DNI, CUIL, esas cosas?
- Más o menos. Por ahora tengo lo que se llama residencia precaria. En cuarenta y cinco días me dan todo.
- Entiendo... ¡qué bien! -le digo de nuevo.
- Si. Y también me pude ir a depilar. Ya no aguantaba más.
- No sería tan terrible, che.
- Mirá, no sé: ahora soy una argentina. No puedo tener pelos ni en invierno. A ver si todavía me quitan la residencia precaria.
jueves, mayo 08, 2008
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