viernes, noviembre 17, 2006

El libro negro del cazador (manual de emergencia)

¿Vieron "El Libro de la Selva" de Disney? ¿Vieron esas escenas en que la selva es presa del fuego y todos los animales corren como desesperados por su vida? ¿O era en "El Rey León"? Bueno, no tiene importancia. De cualquier manera lo que a veces pasa es que el equilibrio natural de ese ambiente salvaje se altera cuando el fuego purificador amenaza flora, fauna y cultura de esos seres vivos tan inquietos y confiados.

Heitor me llama por teléfono. Algo en su voz me indica que no es un llamado cualquiera.
- Necesito que hablemos.
- ¿Qué pasa?
- S. -a partir de este punto llamamos S. a la actriz cuyo nombre no debemos revelar-.
- ¿Qué pasa con ella?
- Está desbocada.
- Mierda. ¿Tomamos un café?
- Por favor.

Nos encontramos y lo veo visiblemente preocupado. Esta tal S. es una actriz bonita y famosa que vive en Rio de Janeiro. Heitor la conoció en una fiesta la semana anterior y pasaron la noche juntos.

- Es un encanto -me dice-. Es linda, inteligente, talentosa, cariñosa, sexy. Todo lo que sueño que una novia debería ser. Pero le hablé de como me sentía, de las cosas que quiero para mi vida, de mis planes para el futuro. Fuí sincero. Creo que la cagué.
A esta altura empiezo a entender mejor. La situación es grave.
- ¿No me digas que le contaste que querés tener una novia de nuevo, que sea compañera, que pueda compartir con vos el mundo del cine?
- Si.
- ¿Hablaste de Goddard y Ana Karina, de Truffaut y Fanny Ardant?
- Si.
- Qué irresponsable. ¿Y le dijiste que querías tener hijos?
- Si, si, dije todo -confiesa avergonzado.
- Ahora decime en que fase de la emergencia estamos. ¿Ella como reaccionó?
- Me llamó diciendo que se separó del marido, y que...
- ¿Se separó del marido por vos?
- ¡No! Estaría todo como el orto y se habrá embalado. No me quiero hacer cargo de ese muerto. Ya se lo dije.
- Bueno, calma. ¿Y entonces?
- Entonces viene de Rio en el puente aéreo sólo para pasar esta noche conmigo. Hoy filmó, mañana tiene función de teatro pero igual se viene.
Heitor mientras habla tiene el rostro desencajado, como Bambi cuando escucha los gritos de su madre y los disparos en el bosque.
- Le dije -me cuenta- que estaba en busca de una relación seria y me dijo "entonces tengamos una relación seria". Ahi le dije que ella estaba casada y me dijo "no por mucho tiempo". Después que era difícil con ella viviendo en Rio y me dijo "me mudo a Sao Paulo". Entonces agregué que quería tener hijos, pensando que era un serio demasiado serio para ella. Pero me dijo "tengamos".
- ¡Uf! Estas actrices son peores que los kamikazes japoneses. No sienten compasión ni por el avión que manejan.
- No sé que hacer. Está presionando mucho.
- Estás aterrorizado.
- Si.

Ahi desempolvamos la cartilla de emergencias. No había otra solución. Revisamos juntos, punto por punto, el procedimiento básico.
- Primera precaución: duplicación del control de natalidad. Puede ser una Terrorista del Diafragma -como las llamaba mi amiga Anita a esas que decían que se cuidaban y en el primer descuido te embocaban una bomba atómica como el Enola Gay- así que no se puede confiar.
- La segunda precaución es la rápida revelación de todas las mañas y defectos desagradables que uno tenga -o que cree que podría desarrollar en los próximos treinta o cuarenta años- y su exposición cruda, sin atenuantes. Tiene que convencerse hoy mismo de que sos un garca, que no tenés escrúpulos para cogerte amigas, hermanas, madre y/o sobrinas. Que sos egoísta -aconsejo que en la cena hoy pidas tu comida sin preguntarle a ella si quiere algo-, que sos sucio, que votas al candidato que ella detesta, que odias a los niños. Si no funciona hay que pasar a las alternativas severas: que sos golpeador, que no se te para tan seguido como ella cree, que todavía soñás con tu ex. Hay que desactivar el mecanismo de proyección, patear el proyector, romper la lámpara, destruir la pantalla. Hay que transformar al Príncipe Azul en un monstruo espantoso.
- ¿Hay tercera precaución?
- La tercera precaución es la Solución Final: ejectarse y pasar a la clandestinidad. Cerrar la boca para siempre; y después hacerse aspirina.

1 comentario:

Anónimo dijo...

definitivamente todas son buenas precauciones para esta situacion tan preocupante...