De todos los políticos de este gobierno conyugal -donde los Fernández vienen a ser como los Campanelli o los 'Son de diez'- ninguno es más patéticamente novelero en el tono de sus declaraciones que Alberto Fernández. La última es esta de que el propósito de la huelga del campo (la primera en treinta y dos años que es unánime entre pequeños y grandes productores) no es defenderse de retenciones confiscatorias del 44% -sin tope para seguir subiendo- sobre lo que se exporta sino "dejar sin alimento a los argentinos" (sic)
Las declaraciones de Fernández (Alberto, pero también las de Anibal o Cristina) siempre me dejan la sensación de que trata a la opinión pública como si fuera infradotada. Tal vez lo sea y sea él quien está en lo cierto -no es el propósito de este post defender la dudosa capacidad intelectual del pueblo argentino hoy en día- pero cuando lo leo yo, a mi no me caben dudas de que me trata como a un imbécil y eso me fastidia bastante.
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