domingo, octubre 01, 2006

De magos, reyes y caballeros.

1.
Merlín le dice a Arturo, cuando se queja amargamente de haber sido vencido en un encuentro de caballeros.
- Hablas como un niño. No como un rey o un caballero, sino como un niño lastimado y rezongón. De lo contrario sabrías, mi señor, que un rey vale más que su corona y un caballero mucho más que su espada. Te portaste como un caballero al enfrentar a Pellinore sin armas.
- Y me derrotó.
- Te portaste como un caballero. A todos, en alguna parte del mundo, nos aguarda la derrota. Algunos son destruidos por la derrota y otros se hacen pequeños y mezquinos a través de la victoria. La grandeza vive en quien triunfa a la vez sobre la derrota y sobre la victoria.

2.
- Eres un hombre prodigioso – dijo Arturo a Merlín mientras cabalgaban-. Siempre te envuelve un misterio, como a un sueño. Aclárame tu profecía: ¿es verdad que debo morir en batalla?
- Es voluntad de Dios que seas castigado por tus pecados –dijo Merlín-. Pero debes alegrarte, pues tendrás una muerte digna y honorable. Yo soy el único que debe estar triste, pues mi muerte será vergonzosa, fea y ridícula.
Un nubarrón manchó el cielo y el viento sibiló velozmente en la enrramada.
- Si sabes como vas a morir –dijo el rey- quizás puedas evitarlo.
- No –dijo Merlín-. Es tan imposible de alterar como si ya hubiese ocurrido.
Arturo observó el cielo.
- Es un día negro –dijo-, un día turbulento.
- Es un día, un día como cualquier otro, mi señor. Es tu alma la que está negra y turbulenta.

3.
Cuando la doncella enviada por la Dama Lyle de Avalón mostró en la corte del Rey Arturo la espada que ceñia a su cintura, explicó que así debía cargarla hasta que un caballero de honra y bravura, de buena fama y sin mancha la tomase. Arturo le dijo entonces que había allí muchos nobles varones de honra y que él mismo haría el primer intento. Aunque tiró con todas sus furzas, no pudo sacar la espada de su vaina.
- Señor –dijo la doncella- es innecesario que recurras a la fuerza. El caballero a quien está destinada la tomará fácilmente en sus manos.
Arturo se volvió hacia sus hombres y les dijo.
- Ahora intentádlo vosotros, uno por uno.
- Quienes lo intentéis –dijo la doncella- estad seguros de no haber cometido deshonras, vilezas o desmanes.
Entonces la mayor parte de los caballeros reunidos intentó extraer la espada sin éxito alguno. Al fin la doncella dijo con tristeza:
- Pensé que aquí encontraría a hombres intachables y los mejores caballeros del mundo.
- En ninguna parte encontrarás caballeros tan buenos o mejores –dijo Arturo con disgusto-. Lamento que no tengan la buena fortuna de ayudarte.
Un caballero llamado sir Balin de Northumberland había permanecido aparte. Había tenido la mala suerte de matar en justa lid a un primo del rey y, a causa de malignas habladurías, lo habían confinado a prisión durante seis meses. Pero recientemente un amigo había expuesto la verdad del caso y el caballero había recobrado la libertad. Observaba la prueba ansioso de participar en ella pero como había estado en prisión, y era pobre, y vestía ropas sucias y raídas, no dió un paso adelante hasta que todos desistieron de sus tentativas y la doncella se dispuso a partir. Sólo entonces sir Balin la interpeló, diciéndole:
- Señora, suplico a tu cortesía que me permitas intentarlo. Sé que estoy pobremente vestido, pero mi corazón me dice que puedo tener éxito.
La doncella observó ese manto hecho jirones y no pudo creer que se tratara de un hombre de honor y noble ascendencia.
- Señor –le dijo-, ¿por qué deseas someterte a nuevas penurias cuando todos estos nobles caballeros han fracasado?
- Hermosa dama –dijo sir Balin-, la dignidad de un hombre no está en sus hábitos. La virilidad y la honra se ocultan en su interior. Y a veces no todos conocen sus virtudes.
- Hablas con verdad –dijo la doncella-, y has hecho bien en recordármelo.
Y así fue como Balin se acercó a ella y extrajo la espada sin dificultad.

5.
Merlín le dijo al Rey Arturo en una oportunidad:
- Es difícil entrever una aventura por sus comienzos. La grandeza nace pequeña.

("Los hechos y leyendas del Rey Arturo y sus nobles caballeros", John Steinbeck).

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