sábado, octubre 24, 2009

Héroe accidental.





En el diario La Nación se hicieron eco de una noticia que apareció en el Diario de Cuyo. Parece que un hombre que viajaba en su camioneta con su hijo de seis años hizo una maniobra brusca por culpa de un camión y volcó. Quedó tirado en la ruta y su hijo paró a un móvil del Diario de Cuyo con un fotógrafo -que ni lerdo ni perezoso- sacó las fotos que andan circulando por ahí. Por suerte el padre pudo ser atendido a tiempo y está fuera de peligro, al igual que el chico.

La noticia no tendría nada de sorprendente con el alto índice de accidentes que hay. Pero sin embargo el título que eligió La Nación reveló cierta exageración y una voluntad de "adornar" una noticia que prometía: "Héroe a los seis años: salvó la vida de su padre en un accidente automovilístico.". Para el cronista "gracias a la valentía del niño y a la intervención de los periodistas, el hombre pudo ser trasladado al Sanatorio Brown, de San Juan" y su conclusión es que "la historia pudo terminar en tragedia, pero el pequeño evitó que su padre muriera abandonado en un camino sanjuanino." Sin embargo, por lo que se ve en las fotos, difícilmente el vehículo de los periodistas habría pasado por el lugar sin ver la escena, y mucho menos sin detenerse. Ya sea por simple humanidad, ya sea por no perderse la primicia.

Los comentarios de los lectores no se hicieron esperar y tal vez alguien en la redacción, con cierto sentido del ridículo, evaluó los datos del hecho con más serenidad y en la siguiente aparición on-line de la misma noticia, el título ya había cambiado a: "Tiene seis años y salvó la vida de su padre accidentado." Sin embargo en el cuerpo de la nota la palabra "héroe" siguió sonando.

El circo mediático que La Nación suavizó con cierta demora, en el Diario de Cuyo sigue agitado, tal vez porque aún no pueden creer la suerte que tuvieron de ser el primer vehículo que pasaba por ahí después del accidente. En la nota de hoy, titulada "Axel, el centro de las miradas", la noticia ya no es el accidente -que no da para más- sino la enorme actividad desplegada por el niño en el día de ayer, respondiendo a las demandas de los medios nacionales e internacionales (por una noticia que fue primicia en el Diario de Cuyo, es el subtexto). Es gracioso leer el cierre, que parece un acto fallido del periodista: "Así, Axel pasó el día agotado, pero feliz. Y no por ser famoso, sino porque sabe que su papá está bien y que tiene todo el amor de su familia."

Veremos que nos depara el futuro. Por lo pronto el niño fue muy claro cuando le preguntaron lo que había pasado. Dijo:

"Yo venía con mi papá de la escuela. Yo no vi que venía un camión. Pero, de golpe, sentí que la camioneta se me vino encima. Yo lloraba cuando la camioneta estaba dando vueltas. Y después me quedé dormido. Cuando me desperté, mi papi me pechó para que saliera por la ventanilla, y se quedó desmayado. Después se despertó y salió, también por la ventanilla. El caminó de rodillas y cruzó la calle, yo caminaba al lado. Cuando llegó al otro lado de la calle, se volvió a desmayar y se quedó ahí, tirado. Pasé mucho tiempo esperando, hasta que vi una camioneta como de gaseosa -haciendo referencia a la movilidad de DIARIO DE CUYO-, que venía. No había pasado ningún auto antes. Después no me acuerdo, sé que llegué a mi casa y me encontré con mi mamá".

En su relato del suceso hay poco de heroismo y mucho del terror que cualquier chico de seis años habría sentido en su lugar también. Poco importa...

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