Juntó coraje y se fue hasta la oficina, porque tratar de que la atendieran por teléfono estaba más cerca del acto milagroso que de la suerte o la buena voluntad. No era cerca pero había hecho votos de resolver el problema con los cheques esa misma tarde.
Llegó y pidió por la responsable de la administración.
- Hoy no vino -le respondieron-.
Antes de que expiraran los segundos que le iba a tomar recuperarse del shock para comenzar a adentrarse en el fastidio, la secretaria que la atendia agregó a modo de justificación:
- Está con cuarenta en la cama.
- Mierda -dijo ella automáticamente-. Supongo que es una buena razón para no venir a trabajar.
- Tiene fiebre -aclaró la secretaria, preocupada por la reputación de su jefa-.
- Ah, claro.
- ¿Qué pensabas?
- Nada, nada.
martes, octubre 07, 2008
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2 comentarios:
Hay que estar caliente para llegar a los cuarenta.
O ser como Alí Babá.
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