Como si fuera uno de esos cuentos discretamente apocalípticos de Bioy en los que parece probable que el fin del mundo pueda empezar por la esquina de casa, esta noche la ciudad está completamente tomada por el humo. Los autos chocan en las rutas, la gente lagrimea, los perros ladran enloquecidos, las alergias se acentúan. Desde el Gobierno nos dicen que no hay que preocuparse, porque este humo no es "tóxico" y yo, como es de rigor cuando el gobierno me garantiza algo, primero me toco los bolsillos e inmediatamente empiezo a alarmarme como con la inflación. Es básico de la química que en todo humo -que es producto de la combustión- existen partículas de carbono en suspensión que son el factor base de cualquier medición de contaminación ambiental. Es como decir que cierto tipo de agua es líquida pero no moja. Yo me pregunto si este fenómeno no será Cristina K que se está quemando más rápido de lo normal. Al fin y al cabo no puede descartarse ninguna hipótesis.
Lo que me causa más gracia sin embargo, es que Buenos Aires se haya autoproclamado "Ciudad Libre de Humo" por una ley que hace casi dos años prohíbe fumar en lugares públicos cerrados, bares y restaurants. Parece un chiste malo, el colmo del absurdo. ¿Acaso perderá el título después de este papelón?
jueves, abril 17, 2008
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