domingo, abril 01, 2007

"Porque se me vendrá todo el amor de golpe cuando me siento triste y te siento lejana".


Este dibujo está colgado en una de las paredes del cuarto de mi madre en su casa de Rosario. La del dibujo es ella. Si, mi madre, con poco más de dieciocho años, en tetas y acariciándose el rostro con unas flores. Tiene un aire de quien está avergonzada pero goza del atrevimiento. Se lo hizo un novio, mucho antes de que yo existiera siquiera en el pensamiento, antes de que conociera a mi papá, antes de ser una verdadera mujer. "Hace años que esta ahi colgado -me dice- Ni mi ex marido se detuvo a mirarlo alguna vez". Mi madre no dice nada más pero yo sé que recuerda perfectamente el momento. Es parte de una memoria dulce y melancólica, de aquel tiempo en que las cosas todavía no tienen forma. Es raro para un hijo ver una imagen sensual de la madre, captada por la sensibilidad de un desconocido que la deseaba mucho antes de que su cuerpo fuese cuna de mi existencia. Ese deseo ahora me resuena cercano, como un grito anterior a mi propia vida, reclamando una de las posibilidades de que alguien -que en parte soy yo- hubiera nacido de ese clamor. Miro el dibujo largamente, trato de imaginar aquel momento, reconstruirlo como un sueño. Es tan extraño para mi como lo es haber pasado nueve meses en la oscuridad de su vientre. Es ella, puedo reconocerla, pero también es una voz extraña que me susurra desde un pasado remoto. Estoy solo en su casa y en un viaje algo edípico, me quedo mirando la expresión que ese novio dejó impresa para siempre, una parte de ella que como madre no conozco pero me fascina. Es ese misterio femenino suyo que está florecido en ese dibujo, el que ella me legó y que desde que soy un hombre no dejo de perseguir, en vano.

2 comentarios:

TVgirl dijo...

que lindo post, nene. besos...

Anónimo dijo...

muy lindo texto