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En la reunión del G-20 en Londres el problema fue que Obama
no la vió a Cristina y la dejó pagando con el saludo. Esta vez en la foto del G-8 el problema está en
lo que no le pasó desapercibido mientras la esposa está visitando al Papa en Roma. Hay
cosas que no se le escapan al morocho y aunque disimuló bastante bien haciendo de cuenta que lo que le preocupaba era el número de escalones, Sarkozy lo mandó a al frente con una sonrisita de "no te hagás el oso, Barack, que a ese hortensio ya lo vimos todos". Es que una
bunda 100% brasileña como la de la embajadora junior de UNICEF de 17 años (sic) que viajó con Lula no es lo mismo que la manito de Cristina extendida en la multitud. ¿Y Berlusconi? Menos mal que no andaba cerca porque es fija que ese
degeneratto iba en cana.