No sé si a alguien le gustó la actuación de Lionel Scaloni frente a México. El pibe tuvo la difícil tarea de entrar a tapar el hueco que dejaba Burdisso en un equipo aceitado y que funcionaba colectivamente como un relojito. Dicen que el gol de ellos vino por donde debía estar él marcando. No lo sé. Pero lo que si me consta, porque lo vi con mis propios ojos, es que cuando Lionel en defensa se comió un caño de un mexicano que entró inmediatamente al área con mucho peligro, el chabón en vez de correrlo y dejar la vida para pararlo, se quedó petrificado, con los brazos abiertos y reclamando no se sabe que, porque el mexicano ni lo rozó. Probablemente le informaba al árbitro que está prohibido hacerle caños a jugadores argentinos, ¿no? ¡Ay, ay ay, muchachos! Son los 'huevos', el temperamento y el orgullo de jugadores como Scaloni lo único que no le sirve a Argentina para seguir avanzando en una Copa del Mundo. Y es un mal endémico de nuestro pueblo ese "¡ah, no, a mi nadie me puede hacer esto!". Pero te la hicieron, Lionel. Y esa actitud para mi basta para demostrar que no estás ni para jugar a la bolita en la concentración.
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