El otro día fui a un restaurant con unos amigos. Por alguna de esas razones que nunca termino de entender, el mozo vió que eramos cuatro pero trajo sólo dos menúes. Peor que eso fue que actuando como si fuéramos nada más que dos, el que esta sentado a mi lado se pone a leer el menú como si fuera el Manual para Construir el Transbordador Challenger. Me empiezo a fastidiar.
- ¿Ya te lo sabés? Cuando estés listo te tomo... Tema 1: plato del día; Suprema Maryland, ¿con qué viene y cuánto sale?
El egoista se da cuenta y suelta la carta. Ahi soy yo el que me doy cuenta de que el problema es que está deprimido. Muy deprimido. El mozo se acerca y parece que se da cuenta también. Con un hilo de voz, el deprimido le pide ayuda.
- ¿Qué me recomendarías?
- ¿A qué nivel? - pregunta el mozo - ¿Sentimentalmente?
Mi amigo decide comer cualquier cosa que le pidamos nosotros. Después la comida demora mucho. Todos nos sentimos unidos porque coincidimos en las quejas y cuando estamos a punto de iniciar una revolución, de pronto llega el mozo con la comida.
- Disculpen la demora -dice el mozo-. Es que el cocinero está enfermo.
- ¿Y se lleva trabajo a casa?
Nadie se rió. Pero a mi, el chiste, me pareció buensímo.
sábado, enero 07, 2006
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