Un hombre de esos que a las mujeres les gusta estaba charlando animadamente con una amiga treintañera, sumamente entusiasmada por la atención que recibía del caballero. En medio de su alocución, la ansiosa soltera siente una puntada de iluminación a partir de algo que acaba de escuchar y casi como un exabrupto exclama:
- ¡Sagitario!
- ¿Qué? –pregunta el galán, sorprendido por la acalorada interrupción.
- Digo que sos de Sagitario, ¿si?
- No.
- Ah…
Los dos se quedan en silencio un segundo. El aún no puede recuperar el impulso que ha sido frenado. Ella pierde su repentino entusiasmo y como un relámpago, pasa por su mente la inquietud de que todas sus certezas sobre el potencial Príncipe Azul puedan desaparecer igual de rápido. Igual apuesta nuevamente:
- ¿Sos de Aries entonces?
- No. Soy de Piscis.
- Ah… ¿y en el chino?
- Creo que Dragón.
- Mirá vos… entonces no.
- ¿No qué?
- No, qué no es como yo pensaba; no sé, me pareció otra cosa… pero debés tener muchos planetas en Sagitario.
- La verdad es que no tengo ni la menor idea. ¿Sabés de astrología?
- Casi nada.
domingo, enero 08, 2006
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