Cuando conocí a Heitor, estaba cenando con mucha otra gente, y ya me habían dicho: "Andá a cenar con ellos, que vos y él van a terminar siendo grandes amigos". Fue un vaticinio perfecto. Hoy es como mi hermano. Pero esa noche casi no cruzamos palabra. El estaba reservado y ensimismado en sus pensamientos, aunque las conversaciones en la mesa eran sonoras y alegres. En determinado momento una de las mujeres que yo conocía me dijo en voz alta, sin importarle que todos estuvieran escuchando:
- Es que se acaba de separar... de dos mujeres.
- ¿Cómo? -pregunté sorprendido-.
Y ella mirándose con él de reojo y no falta de malicia, me explicó:
- El estaba casado con dos mujeres. Y se acaba de separar de las dos.
Yo entonces lo miré como un chico podría mirar a un sujeto anodino después de que alguien le dijese que había sido el Caballero Rojo de "Titanes en el Ring".
- Nunca conocí a nadie que hubiera estado casado con dos mujeres -le dije.
- No se lo recomiendo a nadie -contestó Heitor, dirigiéndome la palabra por primera vez en la velada y sin mostrar el más mínimo entusiasmo por mi admiración-. El sufrimiento y la soledad, cuando te separás, son también por dos.
martes, julio 18, 2006
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1 comentario:
ah, pero lo de heitor fue tremendo, superó ampliamente la fantasía de cualquiera y la pesadilla de muchos...
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