¿Alguien sabía que cuando la Revolución Cubana triunfó el 1 de Enero de 1959, el Obelisco de la ciudad de Buenos Aires fue escenario de fervorosos festejos? Pero el detalle realmente original es que quienes salieron a festejar -con bocinazos y gran alegría- fue la clase media alta porteña, junto con los garcas de poca monta, la oligarquía estanciera, y los conchetos de entonces.
Hoy parece raro pero entonces tenía sentido: a tres años y medio del golpe de la Revolución Libertadora que derrocó a Perón, se lo interpretó tendenciosamente como "otro Dictador que caía". Y encima se sabía que entre los líderes cubanos había un argentino. Un médico de buena cuna, el doctor Ernesto Guevara Lynch. Las cosas son como son, ¿no? El doble apellido era una garantía porque cada uno es quien es. No podía fallar.
Moraleja: hay que tener mucho cuidado antes de apretar el pomo aunque parezca que es Carnaval. Nada es lo que parece, muchachos.
lunes, julio 02, 2007
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