- Ma, te digo que el cartucho de la impresora no tiene tinta.
- Si tiene. Yo te lo hice recargar.
- Bueno, vos lo habrás hecho recargar pero yo lo acabo de poner y no tiene tinta.
- Es que se reseca porque vos lo tenés guardado sin usar mucho tiempo. Hay que frotarlo y vas a ver que anda.
- ¿Cómo a la lámpara de Aladino?
- Dale, dame el cartucho que te muestro.
- ¿Y ahora?
- Sigue igual.
- A ver: hacé una impresión más. Con la misma hoja, no tiene importancia... ¿Y?
- Lo mismo.
- Dejame ver. Mmm... me parece que esto es un problema de la impresora, ¿eh?
- Ma: aparece una ventana en medio de la pantalla que dice clarito que la impresora no tiene tinta.
- A ver: hace otra más.
- Ma...
- Haceme caso. Hay que hacer varias impresiones hasta que empieza a salir la tinta de nuevo.
- Ufff!
- A mi me pasa todo el tiempo. ¡Viste! Ya está imprimiendo mejor.
- Ma: es el mismo texto que ya lo pasé como cuatro veces, por eso parece que está mejor.
- Bueno, pero probá varias veces más.
Y ella, sentada a cierta distancia, siendo testigo de todo comenta con una sonrisa:
- Es que la primera impresión no es la que vale.
martes, abril 10, 2007
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4 comentarios:
una genia total
Creo que simpática se llevó una muy mala primera impresión mía... menos mal que estuvo obligada a verme durante un tiempo.
Bola, sin embargo me vio y me quiso garchar. Que mejor primera impresión que esa.
Hay quien lo llama amor a primera vista.
Es que hay impresiones láser a chorro de tinta indeleble calidad fotográfica.
Esas, más que impresiones, son estampados.
Que pena que después tuvieron que ponerle una camisa de fuerza y llevarsela al psiquiátrico
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