El otro día André R. dijo con un suspiro:
- La vida amorosa es como un video game.
Todos nos quedamos esperando las aclaraciones pertinentes, que no tardaron en llegar.
- Uno corre, corre, corre, atraviesa obstáculos, gana bonus y de repente pierde la vida. Pero no hay ni siquiera tiempo suficiente para lamentarse. Inmediatamente aparece una nueva vida para que uno corra, corra, corra y de repente vuelva a ser vencido por algún obstáculo insuperable. Es siempre así.
- Pero en un momento el juego se termina. Cuando uno ha perdido definitivamente.
- Si. Pero sólo hasta que se pone la siguiente ficha.
sábado, abril 21, 2007
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