Cierta vez, el Gran Rey Salomón visitó a Valquis, la famosa Reina de Saba, sabiendo que intercambiarian cuentos y enigmas, como solían hacerlo.
Ella lo condujo a una habitación repleta de rosas. El perfume, el color y la vibración de las flores llenaban el aire de encanto.
- He aquí mi enigma – dijo la Reina-. Apenas una de estas flores es verdadera, las demás fueron hechas por mis mejores artesanos. Descubre cual de ellas lo es.
Salomón recurrió a lo más delicado de su sensibilidad y atención pero no pudo distinguirla. Observó a su alrededor; vio una ventana, la abrió de par en par y esperó.
Un momento más tarde entró una abeja que voló sin titubear hacia la única flor de verdad que había en el cuarto.
- He aquí la verdadera –dijo el Rey resolviendo el enigma.
Si es extraordinario ser sabio como Salomón, aún más lo es ser como la abeja. Sin embargo, dicen los que cuentan esta historia, que lo más extraordinario es ser la rosa verdadera.
lunes, agosto 07, 2006
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1 comentario:
me encantó la historia. gracias.
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