Después de leer el guión, mi mamá hace comentarios (que tiene escritos en una lista, para no olvidarse ninguno) con sugerencias que pretenden cambiar acciones, agregar escenas, proponer nuevos finales. La madre de Heitor es igual. Ella inclusive es capaz de escribirlos y después mandárselos por mail.
- Todas las madres son iguales –se lamenta Heitor después de escuchar a la mía-.
- Es que para ellas es difícil. No te olvides que nos crearon. Durante nueve meses nos dieron forma en la panza y después nos expulsaron por la concha. ¿Cómo pretender ahora que no se sientan en pleno derecho de modificar a gusto unas escenitas de cualquier guión de mierda que escribamos? Los italianos dicen: “Yo te di la vida, yo te la quito”. Ellas dicen: “Yo te cree, ahora corrijo cualquier cosa que quieras crear”. Tampoco es tan grave. Siempre es mejor que haber escuchado a Pascual Mastellone, dueño de la célebre mega compañia La Serenísma, dirimiendo un tibio cuestionamiento al criterio que él impulsaba en cierto tema diciendo: "El gatito es mío y me lo cojo cuando quiero". Bien, usted contento, todos contentos, Don Pascual. Pero no sé que opinará la Sociedad Protectora de Animales de su concepción de la relación del hombre con su mascota. Y el gatito, ni te cuento.
lunes, abril 03, 2006
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